sábado, marzo 26, 2011
miércoles, febrero 16, 2011
De cerca
No es extraño oír últimamente que a los niños-de-ahora les cuesta tolerar la frustración. Algunos martes, la mayoría, pienso que soy uno de ellos. La sensación es similar a la de encontrarse metido en una caja de cartón sin agujeros, mucho más alta que uno mismo y lisa, sin nada en lo que apoyarse para alcanzar el exterior o, simplemente, ver la luz de cerca.
lunes, febrero 07, 2011
La primera frase
Algo que contar. Es lo único que hace falta para escribir. No es poco. Uno puede pasarse una vida buscando sin encontrar fuera y sin atreverse a mirar dentro, si no es enajenado, en estados de vigilia o inconsciencia. Leer el periódico buscando inspiración es una idea. Como quien lee a un poeta para escribir poesía. Leer realidad hecha papel para que tu papel rezume realidad. "De ellos es el mundo" dice Elvira Lindo, que habla de los coreanos que recorren las calles heladas de Manhattan en bicicleta. "Egipto empezaba ayer a respirar", Enric González. Y en un concurso alguien premia la primera frase de un libro, la que rompe el blanco, la que confirma que has vencido al que te arrastra hacia la cinta transportadora mientras sueñas con la otra dirección.
martes, noviembre 16, 2010
Establecimiento de llamada
Siente que le acecha un certeza. Se desliza lentamente por debajo de su 70% de agua, pero puede notar el movimiento en ondas suaves. Buscando algo en lo que creer, a lo que aferrarse para lanzarse en esquí acuático, piensa si también ella tendrá una misión, como los superhéroes. Si todos seremos superhéroes aún por descubrir debido a la desaparición de las cabinas. No se trata ya de a qué jugamos sino qué construimos, por qué luchamos, qué creamos. ¿Cómo será nuestro traje a medida? ¿Catwoman collection, Superman style? Se pregunta qué le gustaría cambiar, en el mundo. Con qué injusticia se entristece más, cuál le hace temblar los brazos, como para abrazar la causa. Y le sale, por encima de las demás, una: el aislamiento. Y entonces se echa a llorar, de repente, como si la bestia hubiera hecho un movimiento brusco, salpicando lágrimas.
¿Tal vez sirvan como cambiador los locutorios?
¿Tal vez sirvan como cambiador los locutorios?
En la imagen: tendedor en Pulau Derawan, Kalimantan, Indonesia. En el tendedor: trajes de súperhéroes al sol.
miércoles, septiembre 22, 2010
El viento subterráneo
Hoy se me han caído unos papeles a la vía del metro. No eran nada del todo privado, sólo las primeras hojas de un escrito que habíamos recibido varios, sin otra pretensión literaria que la de conservar el calor del verano -por otra parte, tan propia de estos días-. Sin embargo, ese incidente me ha hecho pensar en qué hubiera pasado si llevara en la mano el código secreto de la caja fuerte del Banco de España, o peor, una carta secreta de amor a uno mismo, o, peor aún, la confesión escrita de Dios diciendo que ha pecado.
En la foto: un poco de calor estival atrapado por Raymon.
jueves, mayo 27, 2010
...y es que nadie sabía explicar el final
Miedo silenciado
desde la primera conciencia.
Espacio en blanco
en el examen de padre,
que no sabe, no contesta.
¡Teme y calla, niño!
al menos
hasta que tu propia voz se ahogue
en lágrimas sin moraleja.
Teme y calla,
y deja de preguntar
adónde vamos
si Nunca jamás no es un país.
desde la primera conciencia.
Espacio en blanco
en el examen de padre,
que no sabe, no contesta.
¡Teme y calla, niño!
al menos
hasta que tu propia voz se ahogue
en lágrimas sin moraleja.
Teme y calla,
y deja de preguntar
adónde vamos
si Nunca jamás no es un país.
miércoles, abril 14, 2010
Desde una cama
mira sin peso
la danza de un cuerpo
buscando su ropa
fragilidad
a salvo de estruendos,
a prueba de abrazos,
de notas agudas
de imaginarias sopranos
en imaginarios reversos,
con los que cubrirse
del flexo inflexible,
del yo suplantado,
del frío silencio que corre
por los pasillos estrechos
y hasta de una muerte gris.
A salvo,
aquí está tu ropa.
mira sin peso
la danza de un cuerpo
buscando su ropa
fragilidad
a salvo de estruendos,
a prueba de abrazos,
de notas agudas
de imaginarias sopranos
en imaginarios reversos,
con los que cubrirse
del flexo inflexible,
del yo suplantado,
del frío silencio que corre
por los pasillos estrechos
y hasta de una muerte gris.
A salvo,
aquí está tu ropa.
domingo, marzo 28, 2010
El dardo en el yeso
El dardo en el yeso,
el vacío en la diana,
intentos fallidos de un acierto
dejan su rastro en la pared
como agujeros que en otro tiempo uniríamos
para sacar a flote
lo que en realidad son:
el dibujo de un barco,
o de un cometa,
o de un igual en bicleta.
Pulso inseguro,
mandíbula tensa,
ojos entornados
con la esperanza de ver
el trazado certero.
Lanza de nuevo.
Falla de nuevo.
Cae la pared,
que no soporta un hueco más.
Cierra los ojos.
¡Ábrelos!
¡Ábrelos!
Ya puedes andar.
el vacío en la diana,
intentos fallidos de un acierto
dejan su rastro en la pared
como agujeros que en otro tiempo uniríamos
para sacar a flote
lo que en realidad son:
el dibujo de un barco,
o de un cometa,
o de un igual en bicleta.
Pulso inseguro,
mandíbula tensa,
ojos entornados
con la esperanza de ver
el trazado certero.
Lanza de nuevo.
Falla de nuevo.
Cae la pared,
que no soporta un hueco más.
Cierra los ojos.
¡Ábrelos!
¡Ábrelos!
Ya puedes andar.
martes, marzo 16, 2010
Buscan
Cuerpos en movimiento
buscan el centro del balanceo
para salir despedidos.
Equilibristas de pacotilla
queriendo encerrar la magia en jaulas.
El viento les tira, una vez más,
sobre el tejado del circo.
Se revuelcan, lloran,
buscan el cielo contra la lona mojada,
salpican al mundo,
que no despierta con la sal del loco,
y, tras el llanto,
siguen la flecha,
esperando el momento
de volver a intentarlo:
salir disparados desde el centro del balanceo.
buscan el centro del balanceo
para salir despedidos.
Equilibristas de pacotilla
queriendo encerrar la magia en jaulas.
El viento les tira, una vez más,
sobre el tejado del circo.
Se revuelcan, lloran,
buscan el cielo contra la lona mojada,
salpican al mundo,
que no despierta con la sal del loco,
y, tras el llanto,
siguen la flecha,
esperando el momento
de volver a intentarlo:
salir disparados desde el centro del balanceo.
lunes, febrero 22, 2010
Lo siento, no soy yo
Llamarme Lucía Etxebarria ha traído más de un malentendido a mi vida, pero, hasta entonces, ninguno de alcance supraterrenal. Después de seis meses en paro, teniendo por primera vez en mi vida los cajones ordenados y ni una carta por abrir, llegó a mis manos una oferta de trabajo.
Había hecho la compra, había hecho la cama, las tostadas, el café con leche. Me senté frente a la ventana del comedor, miré el andamio que la oprime desde que empezaron las obras, y encendí el ordenador: Servijobs, usuario, contraseña; Infojobs, usuario, contraseña; trabajacasigratis.es; lacrisisenelfondoesbuena.com… Un golpe seco en el cristal interrumpió mi rutina. Levanté la vista. Recuperé el aliento. Y fui a abrir.
Llevaba un gorro peruano y una bufanda tapando casi toda su cara, pero aún así, le reconocí al instante. Lo único que explica que abriera la ventana, que ni siquiera sintiera el impulso de gritar, son los lazos que, después de todo, aún me unían a él. La familiaridad, por absurda que resultara, evitó el rechazo.
Sin mediar palabra, me acercó un papel:
“Saturno Laboral busca narrador omnisciente para formar al Comité de Estudios Homo Sapiens Sapiens de las Galaxias Unidas en la interpretación del pensamiento humano.
Perfil: escritor acomodado con experiencia en traducción mental.
Sueldo: a convenir.
Posibilidad de teletrabajo”.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué era aquello? No supe cómo reaccionar, así que le miré de nuevo a los ojos, le quité el gorro, la bufanda, le besé la mejilla como me hubiera gustado hacer hace más de 20 años, y le fui franca: “Lo siento, ET, no soy la Lucía Etxebarria que estás buscando”.
P.D.: El ejercicio consistía en escribir un texto con el siguiente conflicto (aportado por otro alumno): a ama de casa se le aparece extraterrestre. Como veis a mí no me llevó a la más alta literatura, pero me reí un rato haciéndolo, así que compañeros de "Bloggers con la inspiración expirada", aquí tenéis un punto de partida.
Había hecho la compra, había hecho la cama, las tostadas, el café con leche. Me senté frente a la ventana del comedor, miré el andamio que la oprime desde que empezaron las obras, y encendí el ordenador: Servijobs, usuario, contraseña; Infojobs, usuario, contraseña; trabajacasigratis.es; lacrisisenelfondoesbuena.com… Un golpe seco en el cristal interrumpió mi rutina. Levanté la vista. Recuperé el aliento. Y fui a abrir.
Llevaba un gorro peruano y una bufanda tapando casi toda su cara, pero aún así, le reconocí al instante. Lo único que explica que abriera la ventana, que ni siquiera sintiera el impulso de gritar, son los lazos que, después de todo, aún me unían a él. La familiaridad, por absurda que resultara, evitó el rechazo.
Sin mediar palabra, me acercó un papel:
“Saturno Laboral busca narrador omnisciente para formar al Comité de Estudios Homo Sapiens Sapiens de las Galaxias Unidas en la interpretación del pensamiento humano.
Perfil: escritor acomodado con experiencia en traducción mental.
Sueldo: a convenir.
Posibilidad de teletrabajo”.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué era aquello? No supe cómo reaccionar, así que le miré de nuevo a los ojos, le quité el gorro, la bufanda, le besé la mejilla como me hubiera gustado hacer hace más de 20 años, y le fui franca: “Lo siento, ET, no soy la Lucía Etxebarria que estás buscando”.
P.D.: El ejercicio consistía en escribir un texto con el siguiente conflicto (aportado por otro alumno): a ama de casa se le aparece extraterrestre. Como veis a mí no me llevó a la más alta literatura, pero me reí un rato haciéndolo, así que compañeros de "Bloggers con la inspiración expirada", aquí tenéis un punto de partida.
miércoles, mayo 06, 2009
Peste alta
Escribir a pesar de todo, a pesar de lo mundano que se empeña en inundar nuestro cerebro. A pesar del vacío de un día ocupado en hacer nada, cuando nada es igual a cálculos mentales, a estrategias militares de oficina, con soldados plomizos y cansados de que una mayúscula duela en los oídos como un grito, de luchar por no ser ellos mismos, por hacerse respetar si no hay respeto en las exclamaciones. Y se encuentran extraños en el cuerpo de tierra. Y por la noche cogen un bolígrafo azul mar de las profundidades y se dejan llevar hacia una isla, en la que han quedado con su amada, esa parte del cuerpo que aún es tierna, y que en ternura se siente protegida. Tan a gusto junto a un cuerpo que es el propio, o el de otro a quien llovieron de caricias. Y están tan lejos de la nada, y tan cerca del todo, que les da pereza la mañana, regresar en una barca con dos ruedas al campo de morralla. Se dispone a dormir aquí por otro día. Peste alta.
viernes, abril 17, 2009
El vidasutra
Una decisión matinal me lleva a reflexionar sobre posturas vitales, o lo que es lo mismo: el vidasutra.
Localización: Estación de Bicing (servicio local de alquiler de bicicletas-con-frecuentes-anomalías)
Postura 1: ¿arriesgarse a cambiar cuando te ha tocado una bici sin sillín PERO con frenos? ¿y si te toca una sin frenos, manillar ni marchas? ¿y si ni siquiera tiene ruedas? Ya me voy tirando con esta.
Postura 2: ¿una bici sin sillín? El mundo está lleno de bicis con sillín y mi culo merece una de esas, así que voy a sacar uno a uno estos biruedas hasta encontrar una.
En el otro sutra tampoco dicen cuál es la mejor de todas. Por algo será.
Yo de momento me quedo con la postura, también matinal, de la señora-por-la-limpieza-ajena a la que miran raro porque canta a grito pelado mientras arregla los lavabos de un colegio profesional rebosante de mármol. “¡Tienes mi corazón colgando de tus maaaaanooooos!”.
Y no lo hace mal.
Localización: Estación de Bicing (servicio local de alquiler de bicicletas-con-frecuentes-anomalías)
Postura 1: ¿arriesgarse a cambiar cuando te ha tocado una bici sin sillín PERO con frenos? ¿y si te toca una sin frenos, manillar ni marchas? ¿y si ni siquiera tiene ruedas? Ya me voy tirando con esta.
Postura 2: ¿una bici sin sillín? El mundo está lleno de bicis con sillín y mi culo merece una de esas, así que voy a sacar uno a uno estos biruedas hasta encontrar una.
En el otro sutra tampoco dicen cuál es la mejor de todas. Por algo será.
Yo de momento me quedo con la postura, también matinal, de la señora-por-la-limpieza-ajena a la que miran raro porque canta a grito pelado mientras arregla los lavabos de un colegio profesional rebosante de mármol. “¡Tienes mi corazón colgando de tus maaaaanooooos!”.
Y no lo hace mal.
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