jueves, marzo 26, 2009
No tenemos libro de reclamaciones
La queja como reclamo. Como rechazo, la queja. La queja como jaqueca. Como ulcerante, la queja.
domingo, marzo 01, 2009
Le Petit Prince
Ella parió al Principito. Con sus rizos amarillos. No, no lo dibujó, lo gestó en su vientre y le llamó Pol. Y una tarde fueron a la cafetería y allí los vi por primera vez.
Era como lo había imaginado, caminaba tranquilo y sonriente, en actitud de explorador sin miedo -si es que alguno de esa especie lo conoce-.
Observé desde mi butaca cómo se acercaba a cada mesa. Allí mantenía una conversación, tomaba una nota mental y continuaba. Miraba a los ojos, muy adentro. Su mirada quedaba a la altura de la de un adulto sentado. Cuando el niño se acercó a mí, estaba preparado. Le invité a dibujar algo en mi libreta. Dibujó esto:

A continuación me preguntó qué veía yo.
La miré a ella. Las dos manos rodeando la taza. Expira. El aire roza los labios y disipa el vapor.
Por fin respondo:
Es ella, tumbada, contigo dentro.
Era como lo había imaginado, caminaba tranquilo y sonriente, en actitud de explorador sin miedo -si es que alguno de esa especie lo conoce-.
Observé desde mi butaca cómo se acercaba a cada mesa. Allí mantenía una conversación, tomaba una nota mental y continuaba. Miraba a los ojos, muy adentro. Su mirada quedaba a la altura de la de un adulto sentado. Cuando el niño se acercó a mí, estaba preparado. Le invité a dibujar algo en mi libreta. Dibujó esto:

A continuación me preguntó qué veía yo.
La miré a ella. Las dos manos rodeando la taza. Expira. El aire roza los labios y disipa el vapor.
Por fin respondo:
Es ella, tumbada, contigo dentro.
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