Desde una cama
mira sin peso
la danza de un cuerpo
buscando su ropa
fragilidad
a salvo de estruendos,
a prueba de abrazos,
de notas agudas
de imaginarias sopranos
en imaginarios reversos,
con los que cubrirse
del flexo inflexible,
del yo suplantado,
del frío silencio que corre
por los pasillos estrechos
y hasta de una muerte gris.
A salvo,
aquí está tu ropa.
miércoles, abril 14, 2010
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