jueves, julio 27, 2006

¿Qué piensa un perro blanco mientras viaja en el metro metido en el bolsillo de una mochila negra?*

Nunca pedí ser un perro mochilero y, sin embargo, aquí estoy, metido en el bolsillo de la multiusos de un buscador de aventuras prototípico.

Le tengo cariño, no digo que no, e incluso intento cubrir sus debilidades como quien cubre de sábana un cuerpo desnudo que perdió el sexappeal con el relajo del sueño.

Eso último nunca lo he hecho, claro, pero lo he visto con mis ojos. De hecho, estoy convencido de que decidió llevarme consigo por ellos.

Nunca pedí ser un perro lazarillo y, sin embargo, en los momentos en los que busca su mirada, por creerla perdida, le recuerdo que lleva los ojos puestos.

*Basado en observaciones reales

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