lunes, diciembre 17, 2007

Espárragos con jamón

Últimamente la ciencia está arrojando luz sobre algunas de mis carencias. Hace poco unos investigadores suecos evidenciaban que una parte del cerebro se encarga de borrar información irrelevante para reservar espacio para aquello verdaderamente importante. Ésta es una función que tengo especialmente desarrollada y, sin embargo, no me coloca un eslabón por encima del resto de humanos en la escalera de la evolución (por la que todos accedemos con orgullo a subir a pesar de que nadie conoce todavía a dónde lleva), y todo por un detalle que estos suecos dejaban al aire: ¿qué es relevante?

Analizar qué es relevante y qué no para los que me rodean, a partir de sus recuerdos, se ha convertido desde la publicación de este estudio en uno de mis ejercicios favoritos, antes estaba entre los más frecuentes... Al fin y al cabo, como tantas otras veces, se corrobora lo que ya intuíamos los que consideramos relevante elaborar teorías que hagan la vida más fácil, en detrimento, claro, de información socialmente más valorada. Otro ejemplo: "un gen explica nuestra dificultad para aprender de nuestros errores". ¿Quién no lo había contemplado alguna vez como la única explicación posible?

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